Irse. Irse sin mirar atrás. A pesar de la pena, la necesidad, la añoranza. Y pensar que algun dia todo vuelve... Y verles. Y verte. Y no querer volver a dejarte nunca. Aunque pasen mil dias, mil noches... Quedarte conmigo para siempre. Que la gente nos mire por la calle. Y bajar a la playa. Y nadar casi sin ropa en ese azul cielo. A tu lado. Y que me quieras y no te enfades conmigo nunca. A pesar de los chicos, la ropa o las llamadas telefónicas. Y decir que ''no'' en nuestra peculiar risa diaria. E inventar nuevas cosas de las que reirnos. Y que Jaén y Almería estén solo a unos minutos. Y verte todos los dias. Las 24 horas. Los 7 dias de la semana. Los 31 dias del mes. Los 365 dias de un año no-bisiesto. Y entrar en tu casa: -hola chiqui, ¿está Marina?- Y esperar la contestación. Pero claro, es un perro, no me va a contestar. Pero entonces apareces tu de ese no tan largo pasillo, con tu biquini rojo, y tu camiseta negra de basket. Y andar hasta perder el rumbo. O casa de Fátima.
Y perder la nocion del tiempo. - ¡Ostias! Las nueve. Un baño rápido en la piscina y me voy.- Y a las 10'30 donde siempre. Y volver a ir a la playa. De noche. Todos juntos como siempre...
Rutina. Rutina amada, añorada, lejana. Rutina que gusta y se agradece. Y cansarse de un cansancio sano. Ese cansancio que se siente cuando lo pasas bien y estas con tus amigas, con los que quieres y aprecias. Y recuerdos...
Marina...Sin palabras.(L)
Os quiero.(L)
Srta.Robles.
[...]No lo habíamos buscado...Dulces promesas y jóvenes mentiras...¿Por qué te escapas ahora? Te hace daño el pasado. Recuerda que no fue casualidad...